Ivantie Lagazzi

Ivantie Lagazzi nació en el Puerto de Dolle, proveniente de una familia pobre. Sus padres, adictos, abandonaron a sus cuatro hijos. Ivy era la mayor, con seis años. Su hermana tenía cuatro y los dos hermanos pequeños tenían dos y un año de vida. Los cuatro vivían en barriles vacíos que dejaban los pescadores y marinos. Para sobrevivir, la pequeña Ivantie se veía obligada a robar o prestar servicios sexuales para darles de comer. 

Cierto día, cuando salió junto a su hermana y dejaron a los más pequeños durmiendo, unos pescadores sin percatarse tomaron los barriles donde dormían los niños y los arrojaron al mar atados a una roca debido a su mal olor. Al regresar, ella y su hermana buscaron a sus hermanos sin éxito, hasta que los pescadores se dieron cuenta tarde de lo que habían hecho al ver a las niñas rondar por el muelle. Como pudieron, sacaron los cuerpos hinchados y roídos por los peces del fondo para darles una santa sepultura. Este suceso provocó en Ivantie un sentimiento abrumador de culpa que la perseguiría toda su vida.

Después de varios meses, su hermana, trabajando para un cliente despreciable, sufrió una fuerte hemorragia que también la llevó a la muerte. A raíz de este evento, Ivantie se trastornó completamente y estuvo vagando por el puerto durante mucho tiempo. En un día afortunado, un anciano se apiadó de ella, la tomó en brazos, le dio de comer y la llevó hasta un orfanato de Yorknew llamado Madre Mary. Fue allí donde conoció a quienes serían sus amigas: Nastia, Bianca, Lorelay, Seren y Danika. Con esta última, se enamoraría perdidamente y entablaría una relación amorosa.

Al igual que sus amigas, Ivantie le tomaría mucho cariño a Dakota, quien sería su mentora y una madre para ella. Estuvo presente en la crianza de Damián y tomó su examen junto a Danika, aprobando en equipo. Después del entrenamiento Nen, se dio cuenta de que es una materializadora y creó un Hatsu exorcista.

A pesar de tener a Dakota como su madre postiza, a Danika como pareja y a Jules como un hermano, Ivantie lidiaba con una depresión tremenda debido a sus traumas, que la llevaban al punto de haber olvidado por completo los nombres y rostros de sus hermanos. Al notar que padecía de cuadros depresivos y consciente de que esto podría perjudicar varias misiones, Rick solicitó la ayuda de Penth para tratarla. Al ver el profundo impacto que tenía la depresión en Ivantie, a pesar de que ella lo ocultara, Penth decidió ayudarla mediante su habilidad, citándola a su despacho en un día lluvioso.

Penth:

– Pasa, Ivy. Siéntate en ese sofá. ¿Quieres algo de beber?

Ivantie:

Algo nerviosa…

– No, lord Penth. Solo quiero saber a qué he venido.

Penth:

– A curarte de tu culpa. Puedo ver más allá de tu mente. En este momento, está muy oscura, pero, aun así, mis ojos son como faros que lo observan todo.

Ivantie:

– ¿Qué debo hacer?

Penth:

Sacando un lienzo y sentándose frente a ella…

– Dame tu mano. Cuando despiertes, verás lo que habrá en este lienzo y obtendrás tu respuesta.

Penth le tomó la mano izquierda, colocó en su dorso un sello con forma de ojo y ella se durmió por una hora. Así activó su habilidad de indagar en lo más profundo de la memoria, incluso de los recuerdos ya olvidados, y pintó en el lienzo un paisaje onírico. Al despertar, Penth le regaló un lienzo enmarcado con la pintura de una entrada y le dio instrucciones con seriedad.

Penth:

– Esta es mi habilidad y se llama Audience with the Past. Me permite manipular tus recuerdos e indagar en lo profundo de tus memorias para plasmarlas en un cuadro. Se activa tocando el cuadro. Cuando eso sucede, debes definir un límite de tiempo no superior a una hora, ya que cada minuto en la vida real equivale a una hora dentro del cuadro. Al establecer el tiempo, la marca del ojo de tu mano izquierda se abre y te traslada hasta él. Allí estarán tus hermanos esperándote, pero con la edad en que fallecieron.

Ivantie:

Impresionada…

– ¿Cómo sabe eso?

Penth:

– Me dejaste hurgar en tus memorias y las plasmé ahí. Una vez que seas transportada, tu cuerpo será el que tenías en ese entonces. La marca de tu dorso solo la podrás ver tú, yo y las demás personas que tengan un cuadro que visite su pasado. El mundo es onírico, así que podrás hacer lo que quieras dentro, pero si te pasas del tiempo límite, aparecerán entes devoradores y no garantizo tu seguridad. Por lo tanto, cumple el horario límite. Cuando estés dentro, el ojo te avisará.

Ivantie:

– Gracias, lord Penth. Podré ver a mis hermanos de nuevo, aunque sea una ilusión.

Penth:

Preocupado…

– Eso es más que una ilusión. Puedes elegir en qué forma entrar, ya sea con la que tienes ahora o como la niña que tus hermanos recordaban.

Ivantie:

Confundida…

– ¿Eso influye en cómo me percibirán?

Penth:

– No, para nada. Una última cosa, no traigas nada de dentro del cuadro al mundo real. Si te dan un obsequio, déjalo allí. Ni la más pequeña piedra, o pasarán cosas terribles. 

Ivantie:

Intrigada…

– Lo entiendo, vaciaré mis bolsillos antes de volver.

Penth:

Más serio aún…

– Hazlo, es necesario. Sobre todo, Ivy, jamás intentes sacar a alguien de dentro del cuadro. Eso sería muy peligroso…

Con esas palabras, Ivantie juró no romper las reglas y, tras varios encuentros con sus hermanos, su depresión desapareció.