Bernard Kurayami

Infancia

Bernard Kurayami fue el segundo hijo de los mellizos nacidos de Maximus Kurayami y su esposa, quien murió durante el parto.

Como parte de la tercera generación de la familia Kurayami, él y su hermano mayor fueron entrenados desde niños como asesinos y se les asignaron trabajos relacionados con la tradición familiar.

Niñez

Llevó a cabo su primera misión de asesinato a los 6 años, completándola con éxito.

Un año después, comenzó su entrenamiento en el arte del Nen con su padre, dominándolo por completo a los 10.

Durante esta etapa de su niñez, debido a su naturaleza aventurera, se escapaba de la mansión a diario para explorar la isla. En ocasiones, capturaba animales pequeños y los torturaba para poner a prueba sus habilidades.

Ese mismo año, él y su hermano se presentaron al examen de cazador para obtener la licencia, siendo los únicos en superarlo en esa convocatoria. No obstante, en lugar de ejercer como cazador, decidió dedicarse por completo al trabajo familiar.

Adultez

Varios años más tarde, su hermano se casó y tuvo a su primer hijo. En ese momento, su padre le cedió el liderazgo de la familia a Zander, con el fin de descansar y dedicarse a su nieto, algo que Bernard aceptó sin problema.

Poco tiempo después, cansado de vivir a la sombra de su familia, ideó un plan para lograr su independencia. Se trasladó a la ciudad del Coliseo del Cielo, donde compró una mansión. A pesar de la oposición de su familia a esa desición, nunca dejó de visitarlos.

Pasados unos años, durante una misión en la Ciudad Meteoro, asesinó a dos disidentes políticos que resultaron ser los padres de Yoru y Cole. Horas después de este terrible acto, regresó a la casa con remordimientos y se llevó únicamente a Yoru, pues el otro niño yacía sangrando en el suelo y creyó que estaba muerto.

A partir de ese momento, su vida dio un giro drástico. Decidió trabajar menos y centrarse en entrenar y enseñar a su hijo los secretos de los Kurayami, incluso le otorgó su apellido. También lo llevaba de vez en cuando a visitar Zafiro Island, aunque era consciente de la desaprobación casi unánime de su familia respecto a la existencia de esa "aberración" que había criado.

Cuando su hijo tenía apenas 14 años, descubrió que él había sido el asesino de sus verdaderos padres y lo confrontó. Tras un duro combate, Bernard, quien realmente lo amaba, se dejó matar para aliviar el dolor de su hijo.