Owen Okafor

Owen Okafor nació en una aldea pacífica cerca de la costa este del continente Ochima. Allí pasó felizmente su niñez y adolescencia hasta que cuando tenía 17 años, su aldea fue atacada por esclavistas contrabandistas. Ese día, a pesar de los nativos resistirse, se llevaron a veinte jóvenes, incluido él. El barco tomó la ruta del canal de Ochima para luego pasar por el canal de Kakin. De ahí fueron a parar a la isla Pegaso, una nación reconocida solo por los países esclavistas y practicantes del contrabando. Pasadas veinticuatro horas, fue vendido a un magnate japonés de apellido Taksumi. Este no era solo un hombre de negocios, sino también un samurái.

Los años pasaron y a pesar de los puntuales regaños y malos tratos que nunca olvidaría, Owen comenzó a interesarse mucho en su cultura y costumbres. Prestaba mucha atención a su amo cuando hacía ritos, ceremonias y también cuando entrenaba con la katana. En cierta ocasión, este lo sorprendió practicando a escondidas con una rama de bambú y lo retó a un duelo con otra rama de bambú. Aunque era muy superior, el amo no dudó en reconocer su buen desempeño y decidió empezar a entrenarlo como guardaespaldas personal, algo que para un esclavo era un gran honor. La rapidez con la que el esclavo aprendía y su refinamiento era tal que poco a poco el amo fue viendo a Owen como algo más que un objeto comprado. Al final de su entrenamiento, debía superar dos pruebas para volverse su guardaespaldas. La primera era un duelo con katana, el cual pasó con bastante perfección, agilidad, destreza y refinamiento. Esto conmovió levemente a su amo, comprendiendo que los talentos más grandes pueden provenir de cualquier clase social. Luego del duelo, se enfrentó a la segunda prueba, la cual consistía en abrir de manera forzada los poros de aura e iniciar el aprendizaje del Nen. 

Ya a los 30, lo dominaba a la perfección y continuó sirviendo a Taksumi, protegiéndolo en todo momento. Sin embargo, en el fondo aún guardaba un profundo dolor, tristeza e impotencia por no poder ver a su familia, saber si estaban bien o simplemente qué sería de su vida si no hubiera sido tomado como esclavo aquel día. 

Al cumplir los 50, su amo falleció con 86 años, dejándole a su hijo mayor toda la herencia y propiedades. A diferencia de su padre, este era bruto, interesado, mujeriego y cruel. No le importaba hacer sufrir a sus esclavos si le producía placer. Durante cinco años, Owen vio su vida empeorar cada vez más debido a los desprecios y malos tratos que recibía de su parte. Un buen día, le llegó una visita a su amo. Un hombre procedente de Yorbian que estaba interesado en establecer negocios. Lo que no sabía el nuevo patrón es que este hombre, Alexander Guggenheim, no había ido a verlo a él. Llevaba días investigando la posesión ilegal de esclavos, algo que aborrecía en demasía. Al terminar la falsa reunión, le pidió que le ofreciera como regalo a uno de sus esclavos para sellar el acuerdo y el señorito Katsumi le concedió dicho deseo. Alexander vio algo especial en Owen luego de examinarlos a todos, por lo que lo seleccionó. Guggenheim de camino al hotel que se hospedada, lo liberó y lo convenció de que la esclavitud es la gran pena del mundo y que nadie debe tener derecho sobre nadie. Después de horas de charlar, decidieron borrar el pasado y aniquilar a su antiguo amo. Una vez asesinaron a toda la familia opresora y a aquellos que la defendieron, liberaron a todos los esclavos, dejándolos en un lugar seguro. Posterior a esto, Alexander lo invitó a unirse a la Brigada Fantasma para continuar combatiendo las injusticias, robarles a los poderosos y ayudar a los necesitados. Este aceptó y lleva muchos años formando parte de esta.